Crónicas de Nehmiah en Babilonia. Entrada XL “El silencio de las plantas olvidadas” (o la memoria que se va perdiendo hoja por hoja)
- holisticbridgeheal
- 14 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun
Una vez,
las personas hablaban con las plantas.
No como ahora, con aplicaciones de identificación o recetas estandarizadas,
sino de verdad.
Se les hablaba con la mirada,
se les escuchaba en el pulso,
se aprendía su medicina por el color de su flor,
por la hora en que brotaban,
por el sabor en la lengua y el sueño que traían.
Las plantas eran parientes.
Eran maestras.
Eran parte del tejido del alma.
Hoy, la mayoría de la gente pasa junto al romero sin saber su nombre.
Pisotea el llantén sin saber que cicatriza heridas.
Arranca la ortiga como si fuera un enemigo.
Y no sabe que ahí,
donde crece el cardo,
hay medicina para el hígado que la modernidad envenena.
En los pueblos,
entre piedras antiguas y abuelas que ya no caminan tanto,
la sabiduría vegetal aún late,
pero cada año suena más bajito.
Porque los que sabían, se van.
Y los que vienen, no preguntan.
Y mientras tanto,
la farmacia se llena.
Los cuerpos se inflaman.
La tierra se agota.
Y la memoria… se esfuma.
No porque no esté.
Sino porque nadie la convoca.
El bosque sigue hablando.
El tomillo aún recuerda.
La milenrama aún canta si le das tiempo.
El hipérico sigue brillando como sol de herida.
Lo que se ha perdido no es el conocimiento.
Es la relación.
La conciencia de que cada planta tiene un espíritu, una función, un mensaje.




















¿Y qué podemos hacer?
No se trata de convertirnos todos en herboristas.
Se trata de volver a saludar a las plantas.
De aprender sus nombres como quien aprende el de un amigo.
De sembrar aunque no nos haga falta.
De enseñar a los pequeños a no tenerles miedo.
Y de recordar que donde hay una planta,
hay una medicina.
Y donde hay una medicina…
hay un espíritu que cuida.
Commentaires