Crónicas de Nehmiah, entrada XLVIII "Si vas a bajar a la 3D... lleva tu medicina contigo (y un mapa de regreso)"
- holisticbridgeheal
- 7 ago
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Actualizado: 7 ago
Ahó, comunidad de pulso, de rezo, de vida sentida...
Hoy escribo desde el punto exacto en que el espíritu regresa al cuerpo con lodo en los pies y un canto nuevo en el pecho. Vengo de la ciudad, de la familia, de la enfermedad, del nudo apretado en la garganta que es ver a quienes uno ama apagarse y no poder, no saber, no permitir que una medicina distinta los toque.
Fui con todo. Con botiquín de alma y de selva. Con adaptógenos, con mapas de clínicas integrativas, con microdosis, con rezo, con manos listas para tocar. Fui a ser opción, no a imponer. A ofrecer, no a convencer. Y, aun así, no hubo puerta abierta. Fui relegado a cocinar y acompañar. Que no es poco. Pero no era todo lo que yo traía.
Mientras tanto, mi cuerpo hablaba: llaga en la lengua, inflamación abdominal, agotamiento profundo. El alma servía, el cuerpo acusaba. Sentí el peso de lo no dicho, de lo no recibido, de lo no visto. Y comprendí: la ciudad intoxica, pero lo que más enferma es la negación del alma.
**Lección 1: Protegete si bajás a la 3D.**
No es por soberbia. Es por salud. Las garras del sistema están bien afiladas. Y si tu corazón está abierto, también está expuesto.
**Lección 2: Lleva tus rituales.**
No dejes de hacer lo que te ancla. Reza. Suda. Camina descalzo. Báñate con sal. Habla con tus plantas aunque estén lejos. El alma necesita sus refugios.
**Lección 3: No esperes gratitud ni apertura.**
Tal vez nunca reconozcan lo que podrías haber dado. Eso no te quita lo que sos. A veces, ser opción ya es medicina. Aunque no te elijan.
**Lección 4: Ten pasaje de regreso.**
Literal o simbólico. Ten una fecha, una puerta abierta, una mano que te recuerde quién eras antes de bajar. Porque si no te das un mapa de regreso, el sistema te engulle. Te convence. Te anestesia.
Y sí... sentí culpa. Por irme. Por no quedarme a ver a mi madre apagarse lentamente entre quimios y televisores. Pero también sentí verdad. Porque ya no me cabía el alma en ese piso. Porque el rezo se me atragantaba entre tanto hormigón.
Hoy escribo desde la selva. Con el canto de las ranas y el alma en desintoxicación. Regresé. Magullado pero entero. Con nuevas cicatrices y una medicina más afinada.
Y si vos, alma de medicina, estás por bajar a la 3D, que esta crónica te sirva de mapa. No para evitar el dolor, sino para transitarlo con conciencia. Porque a veces la misión no es sanar al otro. Es sostener tu luz encendida mientras el otro elige su propio camino.
Y si eso no es medicina... no sé qué lo es.
Ahó.




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