Crónicas de Nehmiah en Babilonia Entrada XLIV “Oda al que cuida, incluso cuando no lo dejan” (para los que acompañan con amor en medio de la necedad, la negación o el silencio)
- holisticbridgeheal
- 22 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun
No todo el mundo sirve para cuidar.
No es un talento,
ni una vocación universal.
Es un llamado.
A veces suave,
a veces impuesto por las circunstancias,
a veces heredado,
a veces elegido desde el alma.
Pero siempre
es pesado.
Y no porque el cuerpo se canse (aunque se cansa),
sino porque cuidar es un acto de amor sin garantías.
Es poner el corazón al servicio de alguien que a veces
no lo ve,
no lo agradece,
o no lo quiere.
Cuidar es quedarse cuando el otro empuja.
Cuidar es irse cuando el otro te quiere atrapar
Es ofrecer cuando el otro niega.
Es dejar hacer lo que no es necesario
Es saber que no te están pidiendo nada,pero que si vos no lo hacés,
no pasa.
Esta es una oda al que cuida en la sombra.
Al que acompaña a una madre que no escucha.
A un padre que niega su vulnerabilidad.
A un ser querido que no pelea con su enfermedad.
Esta es una canción sin melodía
para el que se traga la frustración y aún así cocina,
limpia,
organiza,
recuerda la medicación,
llama al médico,
sostiene la palabra que ya nadie quiere oír.
Hay un agotamiento especial
que sólo conocen quienes cuidan a alguien que no se deja cuidar.
Un tipo de soledad interna
que no se calma con vacaciones,
ni con gratitud pública,
porque nunca llega.
Y aún así sigue
No por culpa.
No por obligación.
Sino porque algo adentro suyo
reconoce el acto como sagrado.
Porque sabe que cuidar,
incluso cuando se es ignorado,
es sembrar humanidad en medio de la niebla.
Esta crónica es para ti:
que te despiertas antes que el resto.
Que apagas tus ganas de explotar.
Que lloras cuando ya nadie te ve.
Que a veces quieres huir…y aún así te quedas un día más.
Que a veces quieres quedarte...pero necesitan otra frecuencia
También es cuidado poner límites.
Para ti, cuidador de lo invisible…
Que tu alma sea vista.
Que tu cuerpo encuentre descanso.
Que tu corazón, aunque cansado,sepa que está haciendo el trabajo más sutil y más valiente que existe.
Vos no sos secundario en esta historia.
Sos el altar donde aún reza la compasión.
Sos el puente entre el sufrimiento y la dignidad.
Que esta palabra te abrace.
Que hoy alguien te diga “Gracias” —aunque sea el viento.
Que no te olvides de vos.
Ahó, cuidador silencioso.
Tu luz no hace ruido,
pero ilumina.




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