Crónicas de Nehmiah en Babilonia. Entrada XXXV "espirales que absorben "
- holisticbridgeheal
- 5 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 23 jun
Hay casas, relaciones, conversaciones...donde uno entra y, sin saber por qué,
se le cae la energía.
La postura se encoge.
La voz se apaga un poco.
La mente empieza a dar vueltas en círculos.
No hay discusiones a gritos, o si...
No hay insultos, o si...
No hay un drama visible. o si...
Hay una sensación sorda,
como de estar descendiendo en una espiral invisible que te tira hacia abajo.
La mayoría de estas espirales no se crean de un día para otro.
Se construyen —sin querer— tras años de frases repetidas,
silencios densos,
reproches reciclados y heridas que nunca se miraron de frente.
Y lo más doloroso es que quienes viven dentro de ellas…
ya no se dan cuenta.
Se han acostumbrado.
Han confundido lo cotidiano con lo normal.
Y ahí siguen:
interpretando una misma escena,
con los mismos diálogos,
sin cambiar de guión.
El patrón que se repite
Estas dinámicas tienen su propia vibración.
Se sienten en el cuerpo,
en el aire.
Si uno no está centrado, se contagian.
Y no es culpa de nadie:
son patrones energéticos que se retroalimentan.
¿Y qué las mantiene vivas?
El hábito
El miedo al cambio
Los límites borrosos
El famoso “es lo que hay”
¿Y qué hacer cuando te ves dentro de una de estas espirales?
No puedes salvar a nadie.
No puedes convencer a nadie.
Pero sí puedes mantenerte en tu centro.
Puedes observar sin juzgar.
Puedes entrar y salir sin enredarte.
Puedes ser testigo, sin necesidad de cargar con nada.
Y si hay apertura, puedes incluso decir algo sencillo:
“¿Te das cuenta de que esta conversación ya la hemos tenido muchas veces… con el mismo resultado?”
A veces basta con eso para encender una chispa.

Pequeño ritual para cortar la espiral externa
Al salir de un entorno denso, no entres directo en otra cosa.
Detente. Respira. Nómbralo hacia dentro:
“Esto no es mío.”
Sacude las manos. Si puedes, toca tierra.
Y repite:
“Elijo subir. Aunque los demás aún no lo hagan.”
No podemos cambiar las historias de los demás.
Pero sí podemos no repetirlas.
Y quizá,
solo quizá,
si alguien nos ve sosteniéndonos en otra espiral…
se anime también a subir.



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