Crónicas de Nehmiah Entrada XXIII "El Fuego del Enojo"
- holisticbridgeheal
- 20 may
- 2 Min. de lectura
“Hay fuegos que arrasan...
y fuegos que limpian.
El del enojo puede hacer ambas cosas.
Todo depende de quién sostiene el fósforo.”
El enojo no es un error.
Es fuego puro.
Es la energía vital gritando que algo se ha torcido,
que hay un límite cruzado,
una verdad ignorada,
una dignidad desplazada.
El problema no es sentir enojo.
El problema es no saber qué hacer con él.
Como cualquier fuego, puede cocinar la medicina o incendiar la casa.
Desde la medicina oriental, el enojo está profundamente relacionado con el elemento Madera —que se enraíza en el Hígado— y con el Fuego que surge cuando esa madera arde sin dirección.
Un Hígado tenso, colapsado o bloqueado es como una caldera sin válvula:
la presión sube hasta que explota en rabia,
irritación,
impaciencia
o frustración crónica.
Pero ese mismo fuego,
cuando encuentra un canal, es también el que nos da voluntad, claridad, acción decidida y capacidad de transformación.
La emoción del enojo —cuando no la negamos ni la actuamos sin conciencia— es una brújula.
Nos muestra dónde perdimos poder,
dónde se rompió la coherencia,
dónde necesitamos decir que no... o que ya basta.
Negarlo nos enferma.
Expresarlo sin presencia nos aísla.
Pero sentirlo, respirarlo y dejar que nos enseñe sin devorarnos... eso es alquimia.
¿Cómo transformar el fuego del enojo en medicina?
Nombrarlo sin juicio.No decir “estoy mal”, sino: “Estoy enojad@. Algo se movió. Algo necesita ser visto.”
Mover el cuerpo.Golpea un cojín, corre, baila con fuerza, grita bajo el agua. El fuego se disuelve en movimiento.
Respirar con el Hígado.Imagina un espacio verde, fresco. Lleva el aire allí. Visualiza que el fuego se convierte en brasa viva: caliente, pero no destructiva.
Escribir sin filtro.Deja que el fuego hable en el papel. Luego quémalo, entiérralo o transfiérelo a arte.
Preguntar al enojo:¿Qué me estás mostrando? ¿Qué valor estoy defendiendo? ¿Qué parte mía está pidiendo ser escuchada?

Ritual del Enojo como Fuego Sagrado
Busca un espacio privado.
Coloca una vela, una piedra y un papel.
Enciende la vela mirando la llama.
Escribe en el papel: ¿Qué me enoja y qué me quiere enseñar?
Siente la respuesta en el cuerpo. Nómbrala en voz alta.
Si sientes que es momento, quema el papel con respeto.
Da las gracias al fuego. No por enojarte, sino por mostrarte un camino.
En tiempos donde nos enseñaron a "portarnos bien" y a “ser positivos”, recuperar el derecho a sentir y sostener el fuego interno es un acto revolucionario.El enojo sano no busca dañar: busca despertar.No necesita justificación: necesita espacio y dirección.Y si escuchamos su llamado, puede devolvernos al eje, al respeto propio, al coraje de actuar sin destruir.
Así que si hoy sientes que algo te quema por dentro… no lo apagues.
Transforma ese calor en claridad,
ese rugido en camino,
esa furia en semilla.
Porque a veces, el fuego que más cura… es el que primero arde dentro.



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